martes, 30 de abril de 2013

Fiestas de Nuestra Señora del Carmen y Carmín en Pola de Siero. Siero.

▸ Por el s. XVII existía una capilla dedicada 

Lugar: villa de Pola de Siero (capital del concejo o municipio de Siero), que dista 15 km de Oviedo (capital del Principado de Asturias)

De Interés Turístico Regional

El 24 de junio de 2002, la Consejería de Comercio y Turismo del Principado de Asturias declaró las fiestas de Nuestra Señora del Carmen y Carmín de Interés Turístico Regional. Esta distinción honorífica supone mayor renombre a unas fiestas que son muy conocidas dentro y fuera de la región asturiana. La declaración de Interés Turístico se traduce en aportación económica en forma de subvenciones por parte de la Administración Pública, así como publicidad, ya que aparecerá en las guías turísticas que edita el Principado de Asturias.

Origen de la Cofradía del Carmen

Por el s. XVII existía en la villa polesa una capilla dedicada a Nuestra Señora la Virgen del Carmen. Fue donada por Andrés del Quintanal Nosti y fundada el 17 de julio de 1695. Estaba situada en la plaza Les Campes y fue destruida durante la invasión francesa, aunque la imagen de la Virgen se conserva en uno de los altares de la iglesia parroquial de Pola.

A pesar de que la capilla desapareció, no pasó lo mismo con la cofradía, que sólo se encarga de la parte religiosa en la iglesia y la procesión.

La festividad no se reducía a la misa y procesión, sino que había otras actividades, de las cuales la cofradía no se hacía cargo. Se repetía otra fiesta de lunes denominada el Carmín.

En el s. XX, debido a los cambios histórico-sociales sufridos, la festividad religiosa fue absorbida por la profana, quedando reducida la primera a la misa solemne y procesión, que se celebra el domingo de la semana festiva.

Estas fiestas se conocen actualmente como Fiestas de Nuestra Señora del Carmen y el Carmín.

Pasado y presente de las fiestas

Los actos religiosos que celebraba la hermandad cada año atraían a mayor número de personas, por ello se repetía otra fiesta más pequeña el martes, llamada el Carmín, para que los cofrades de otros pueblos pudiesen adorar a la Virgen.

No se conoce la fecha exacta en la que desapareció la fiesta religiosa el martes, ni se puede precisar cuándo se introdujo lo de celebrar el lunes la merienda.

En los comienzos, la merienda se celebraba en el prado que rodeaba la capilla pero, debido a que cada año llegaban más personas, la fiesta fue cambiando de lugar, pasando por el «prau» Castañéu Llanu, «prau» de la Buca, «prau» de la Venta la Uña y en la actualidad se sitúa en el «prau» de La Sobatiella, próximo al Mercado de Ganado.

En la actualidad, los festejos se celebran durante 15 días, comenzando con el pregón. Durante esos días se llevan a cabo numerosas actividades en la villa polesa, como el Día del Niño, el reparto del «bollu» y botella de vino para los socios que colaboran con la sociedad de festejos, el Circuito de Karts, la Prueba de Piragüismo, el cine en la calle, la exhibición de deportes rurales, el Festival Folclórico, la quema de fuegos artificiales, las verbenas en el parque, la tradición de bailar la Danza Prima recordando el origen de la fiesta y el baile de la Kermesse encargado de cerrar las fiestas.

El día grande de estas fiestas es el Carmín. La jornada festiva empieza a mediodía con el concierto de la Banda de Música de la Asociación Sierense de la Música, en el quiosco del parque Alfonso X. A las 5 de la tarde da comienzo el tradicional Desfile hacia el prau del Carmín. La salida del desfile tiene lugar en la plaza de Les Campes, lugar de origen del Carmín. La nota musical la aportan las bandas de música, parejas de gaiteros y tamborileros y las charangas locales y de diversos lugares de la provincia. El cierre del desfile hacia el prau corre a cargo de la charanga local Los Cascaos, que portan bandejas con la tradicional merienda (empanadas, tortillas, fiambres, etc.), todo ello regado con litros de sidra. Tras éstos van danzando los niños, jóvenes y adultos hacia el prau, ataviados con sus pantalones azules, camiseta blanca y pañuelo azul al cuello. En el prau, las pandillas de amigos, familias y curiosos venidos de diversos lugares meriendan, bailan y entonan cánticos hasta altas horas de la noche. Al llegar la noche, miles de romeros emprenden la «bajada del prau» y terminan delante de la iglesia parroquial cantando el himno de Asturias y aclamando a la Virgen del Carmen. A continuación da comienzo la verbena –amenizada por alguna orquesta de la región–, que perdura hasta la madrugada.

Las variaciones de la fiesta no ocultan la esencia de la misma. Y así como desde hace más de trescientos años lo hacían nuestros antepasados. Hoy miles de personas, niños, jóvenes y adultos, recuerdan cada año el origen de estas fiestas tan populares dentro y fuera de nuestra región.

Esta es la grandeza del Carmín. La evolución de las costumbres y el crecimiento de la villa polesa no han hecho que la fiesta desaparezca, sino que está adaptada a la realidad del momento y continúa su caminar llevando muy alto su título de ROMERÍA DE ASTURIAS.

Nuestra Señora del CarmenAdvocación Mariana, 16 de julio
Patrona de los marineros


Memoria de la Bienaventurada Virgen María del Monte Carmelo, monte en el que Elías consiguió que el pueblo de Israel volviese a dar culto al Dios vivo y en el que, más tarde, algunos, buscando la soledad, se retiraron para hacer vida eremítica, dando origen con el correr del tiempo a una orden religiosa de vida contemplativa, que tiene como patrona y protectora a la Madre de Dios.

Desde los antiguos ermitaños que se establecieron en el Monte Carmelo, Los Carmelitas han sido conocidos por su profunda devoción a la Santísima Virgen. Ellos interpretaron la nube de la visión de Elías (1 Reyes 18, 44) como un símbolo de la Virgen María Inmaculada. Ya en el siglo XIII, cinco siglos antes de la proclamación del dogma, el misal Carmelita contenía una Misa para la Inmaculada Concepción.

En las palabras de Benedicto XVI, 15,VII,06:
"El Carmelo, alto promontorio que se yergue en la costa oriental del Mar Mediterráneo, a la altura de Galilea, tiene en sus faldas numerosas grutas naturales, predilectas de los eremitas. El más célebre de estos hombres de Dios fue el gran profeta Elías, quien en el siglo IX antes de Cristo defendió valientemente de la contaminación de los cultos idolátricos la pureza de la fe en el Dios único y verdadero. Inspirándose en la figura de Elías, surgió al Orden contemplativa de los «Carmelitas», familia religiosa que cuenta entre sus miembros con grandes santos, como Teresa de Ávila, Juan de la Cruz, Teresa del Niño Jesús y Teresa Benedicta de la Cruz (en el siglo, Edith Stein). Los Carmelitas han difundido en el pueblo cristiano la devoción a la Santísima Virgen del Monte Carmelo, señalándola como modelo de oración, de contemplación y de dedicación a Dios. María, en efecto, antes y de modo insuperable, creyó y experimentó que Jesús, Verbo encarnado, es el culmen, la cumbre del encuentro del hombre con Dios. Acogiendo plenamente la Palabra, «llegó felizmente a la santa montaña» (Oración de la colecta de la Memoria), y vive para siempre, en alma y cuerpo, con el Señor. A la Reina del Monte Carmelo deseo hoy confiar todas las comunidades de vida contemplativa esparcidas por el mundo, de manera especial las de la Orden Carmelitana, entre las que recuerdo el monasterio de Quart, no muy lejano de aquí [Valle de Aosta]. Que María ayude a cada cristiano a encontrar a Dios en el silencio de la oración.

La estrella del Mar y los Carmelitas

Los marineros, antes de la edad de la electrónica, dependían de las estrellas para marcar su rumbo en el inmenso océano. De aquí la analogía con La Virgen María quien como, estrella del mar, nos guía por las aguas difíciles de la vida hacia el puerto seguro que es Cristo.

Por la invasión de los sarracenos, los Carmelitas se vieron obligados a abandonar el Monte Carmelo. Una antigua tradición nos dice que antes de partir se les apareció la Virgen mientras cantaban el Salve Regina y ella prometió ser para ellos su Estrella del Mar. Por ese bello nombre conocían también a la Virgen porque el Monte Carmelo se alza como una estrella junto al mar.

Los Carmelitas y la devoción a la Virgen del Carmen se difunden por el mundo

La Virgen Inmaculada, Estrella del Mar, es la Virgen del Carmen, es decir a la que desde tiempos remotos se venera en el Carmelo. Ella acompañó a los Carmelitas a medida que la orden se propagó por el mundo. A los Carmelitas se les conoce por su devoción a la Madre de Dios, ya que en ella ven el cumplimiento del ideal de Elías. Incluso se le llamó: "Los hermanos de Nuestra Señora del Monte Carmelo". En su profesión religiosa se consagraban a Dios y a María, y tomaban el hábito en honor ella, como un recordatorio de que sus vidas le pertenecían a ella, y por ella, a Cristo.

La devoción a la Virgen del Carmen se propagó particularmente en los lugares donde los carmelitas se establecieron. 


Notas:
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